Horacio Areco es mendocino. Llegó a Sudáfrica en un vuelo chino en el que hizo “3 escalas para que me saliera más barato”, como él mismo dice. Tiene una camiseta de River en el pecho, pero que extrañamente se convierte de Independiente Rivadavia de Mendoza cuando se da media vuelta y la muestra. Horacio cree en la Selección Argentina. Y cree en River. Dice que de acá, de Sudáfrica, se va campeón. Y que River no va a ni siquiera a sufrir con el descenso. Horacio es un optimista. Vale escucharlo porque hacerlo deja esperanza. Y en tiempos en los que yo creo poco por los movimientos que veo en cuanto a incorporaciones, no refuerzos, incorporaciones nomás, bien vale un toque con alguien puro y sin los vicios que uno ya vislumbra a simple vista.
Caminar por los alrededores de la Universidad de Pretoria, lugar de entrenamiento y concentración de la Selección Argentina, da lugar a encontrarse con este y mil personajes. “En el 2004 viaje a todos los partidos de River en el año. Hice bolsa dos tarjetas de crédito y mi novia me dejó porque me la pasé viajando. Pero valió la pena, y ahora hago esta locura. Vendí mi moto y dejé mi trabajo porque igual ya estaba podrido. Cuando vuelva veré que hago”, dice.